viernes, 13 de junio de 2014

ÉRASE UNA VEZ... un misterio por partes VII

ACTO VII: EL CÍRCULO VICIOSO



- Buenos díaaaaaasss.

El día parecía azul y luminoso a través de mis párpados legañentos. Había dormido en el infame sofá de las orejas sin darme cuenta, pero Mariah trajo el desayuno a la mesa de la sala, y eso lo compensaba todo. Aspiré el aroma delicioso de la bandeja del desayuno.

- Pues sí, bajé al ultramarinos. El señor Kim me dijo que éste era el que comprabas antes.

- Coimbra. . . sí, sí.

- . . . aunque también me dijo que hacía tiempo que no le comprabas el café y que no pasabas por allí.

- El último que compré es el que está en la alacena. . . 

- . . . buff pero ese café. . . 

- . . . lo debí de comprar en la edad de piedra. . .

- Ah, y me ha dado recuerdos para ti de su hija.

- Ahm - no quería hablar de Joyce con ella, así que baje la cabeza y le dí un sorbo al café. Estaba un poco insípido pero la intención era lo que importaba.

En ese momento apareció Néstor, sobadísimo y envuelto en una sábana. Por lo general, según me tenía contado, sobaba en pelotas, así que le agradecí el detalle de taparse.

- He olido el café. . . 

- Buenos días tio. . . sí, lo ha hecho Mariah. . .

- Mariah? - entornó los ojos legañentos mientras su cerebro procesaba la información - hostia puta, que haces aquí a estas horas?

- He dormido aquí.

- En mi sofá??

- Algún problema?

-  Jajajaj! Noooo, ninguno! Espero que hayas dormido cómoda.

El muy miserable sonrió mientras se sentaba en la otra punta del sofá, lo más lejos posible de Mariah, y cogió una taza de café. Seguramente estaría recordando el asqueroso estado en el que se encontraba el sofá cuando lo recogimos de la basura.

- Bueno Néstor, tengo buenas noticias - le dije mientras dejaba la taza vacía en la mesita - Mariah ha aceptado venir con nosotros a Santa Mónica. . . 

- Estás de coña - dijo, atragantándose con el café.

- . . . así que desayuna, ve a darte un manguerazo y vamos a buscar el coche, te parece?

- Tienes que estar de puta coña.

- Ei tío, estoy aqui eh?! - le dijo Mariah, visiblemente enfadada.

- Tu calla la boca -  le cortó él -  ven que vamos a hablar tu y yo.

Néstor no me dejó replicar; arrastrando la sábana, se metió en la cocina.

- Tienes que estar de coña si piensas meter a esta tía en nuestro viaje!

- A ver, se que tenéis vuestras diferencias, pero tampoco será para tanto, no?

- . . . No pienso compartir un coche con esa tía durante una semana! Ni de coña, me has oído!?

- Venga hombre, no exageres. . .! 

- Dame un sólo motivo para que venga con nosotros esa fulana!

- Pues porque es mi amiga, tiene pasta y quiere venir con nosotros. Te parecen motivos suficientes? y no es una fulana!!

- Nos va a causar problemas. . . a mi me pone la cabeza así, ASÍ! - puso las manos a los lados de la cabeza, como si le fuese a estallar - yo paso de esa tía mucho, pero que mucho, entiendes??

- Mira Néstor, no me toques la moral. . . va a venir porque es la única manera de ir! Si no te gusta, vete sacando los billetes del autobús, me has oido!?

- Esas tenemos!? Muy bien, pues si tú te traes a una puta, yo voy a traer a otra, me has oído? Y se acabó el asunto.

- Boh Néstor, no seas niño. . .

- Que se acabó el asunto! - sentenció, y fuimos los dos hacia la salita de nuevo.

- Esto no ha sido una buena idea - Mariah estaba recogiendo sus cosas con clara intención de irse de allí.

- No, tranquila tía - dijo Néstor con voz amigable.

Mariah y yo nos quedamos atontados.

- Si quieres venir con nosotros no hay fallo. Sólo te digo que tienes que saber que no va a ser un paseo y que seguramente lo vayamos a pasar mal, pero si aún así estás dispuesta a venir, no hay problema ninguno.

Estaba claro que fuera lo que fuera lo que tuviera mi compañero de piso en la cabeza, estaba negro como el carbón.

- Bien Néstor, muchas gracias - dijo Mariah con una sonrisa de satisfacción en la cara.

Yo, sin embargo, no me confiaba. Néstor tenía muchas virtudes, pero también muchos defectos y uno de ellos era el rencor. Era capaz de guardarlo durante años sólo para liberarlo multiplicándolo por mil. Estaba tramando algo nada bueno y fijo que sentiría las consecuencias.

Pero por ahora todo estaba bien, así que mejor era no preocuparse por adelantado.

Después de asearnos debidamente decidimos hacer cuentas de cuanto podíamos dedicar de nuestro presupuesto para comprar un coche. Según los cálculos que Néstor había hecho con anterioridad, sólo podíamos invertir unos quinientos dólares en comprar un coche.

-  Néstor, esto es un círculo vicioso: un coche de quinientos dólares que cruce el desierto con tres personas? Y si revienta y nos quedamos tirados en medio de Colorado, o de Utah? Podríamos morir!

- Bah, eso sólo pasa en las películas.

- Tienes razón, un coche de esos podría ser un peligro. Además, cuanto tiempo tenéis para buscarlo?

- Yo calculo que si hacemos turnos de doce horas de conducción, menos en el oeste, donde tendremos que evitar las horas de sol extremo. . .  unos cindo días.

- Cuándo es la boda?

- Veamos. . . hoy es domingo por la mañana. . . pues el sábado por la noche.

- Entonces queréis encontrar un coche en veinticuatro horas por quinientos dólares??

- Sí.

- Imposible.

- Venga mujer! - dijo Néstor - ésto es Nueva York! Seguro que por aquí hay coches a ese precio! Mirar, vamos hacer así: tu y Mariah podéis ir al "Honest Ron", es un concesionario de coches de ocasión que está cerca del JFK. Allí debería haber alguna chatarra de ese precio. Yo llamaré a los concesionarios que están más lejos y si nada de eso funciona, pues hablaré con un par de colegas del campus a ver que pasa. Os parece bien?

Nos pareció buena idea, así que nos pusimos en marcha. El reloj corría y no había tiempo que perder.





[continuará]

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